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PERDONADO

  • Mateo Sánchez Chaverra
  • 28 nov 2017
  • 2 Min. de lectura

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”. 1 Juan 2.1. En el principio todo era bueno, el cielo gozaba de la comunión con Dios y su armonía. Pero lastimosamente el pecado entro a este mundo por nuestros primero padres. Pero aun cuando el hombre no tiene esperanza, apareció la solución a todos nuestros problemas Cristo Jesús. El quiso salvar a la humanidad para que esta “no se pierda sino que tenga vida eterna”. Así que bajo del cielo para perdonar tus pecados, para morir por ti y por mí y darnos el precioso regalo de la salvación. Pero aun luchamos con ese cuerpo que por naturaleza lleva el pecado por dentro, todavía luchamos con ese demonio que nos quiere ver caídos y desfallecidos. Ese no acusa ante Dios y nos reclama suyos, por nuestros pecados nos reclama y pide que nuestro nombre sea borrado del libro de la vida. Pero Jesús nos da la esperanza del perdón. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis” El nos manda, nos pide que hagamos el esfuerzo de no pecar, que aunque el pecado nos quiera destruir, lo derrotemos en su nombre, pero él sabe que para nosotros es muy difícil luchar con el pecado así que también nos dice: “y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” No importa cuán fuerte sea el pecado, la misericordia de Jesús es mucho más grande que el. Cristo nos dice que desde este momento somos perdonados por su gracia infinita. Dios ama al pecador, por el fue porque el vino a morir, para salvarlo de la maldición y ponerlo en el lugar de la bendición de nuestro Dios, nosotros somos pecadores y aun siendo lo que somos Dios nos ama y nos extiende su mano como a la mujer pecadora para que acudamos en su ayuda, para que el en sus brazos de amor nos reciba y nos cubra de todo mal que quiera dañar nuestra vida. Ve confiésale tus pecados a Dios y no dudes, porque te dirá las palabras que le dijo al paralitico:

“HIJO, TUS PECADOS TE SON PERDONADOS”

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